
No, esta vez no lloraré, que si desgracias sembramos en tiempos de crisis se cosechan nostalgias. Quizá, ya mañana quizá, desterremos las penas que tanta ardedura le cimbran al alma. Mientras tanto vete, vete y no vuelvas: Qué te vaya bonito-volarán las palomas-nacerán las rancheras-cucurrucucú.
Y si regresas, ¡peligro!, que el tequila te borra: temblarán las lloronas-sacudidas de orgullo-versarán “retirada” y “la media vuelta”.
Hace tanto más cuanto que quise volar de un soplido la puerta y hace más que de un grito intenté derribar de un jalón la cantina, y me puse iracundo al contar los centavos de un pobre cualquiera... que al beber más beber el pudor se olvidó al zapatear el jarabe.
¡Ay Jalisco no llores!, que las iglesias-los santos-limosnas-sombreros-las botas-los sones nos pintan bonito, si aún te quedan las flores, o de menos las malvas, es que las rubias-las tontas-bonitas-perfectas-prefieren las joyas o acaso el champagne.
Pero ya no tu arte, nunca más serán ellas, ¿Dónde quedan tus logros-tus años de gloria-tu gente-tus verdes? ¡Se mueren! ¡Se mueren!
Quien pensó que la vida era un mapa insaboro no ha de ser un latino de hueso-pulmón, pues de especias y ritmos, de olores-sabores, poemas-canciones, de chiles-limones, la vida es mejor.
No… esta vez no lloraré, las cebollas se han ido y no hay más que provoque esta sed y apetito de añorarte y saciarme. De ti queda el recuerdo, el olvido y el beso; un adiós, un regreso y un mole de versos.
®Adrián Mariscal-2009