domingo, 27 de septiembre de 2009

Las cartas sobre la mesa





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Decir “te quiero” sería inapropiado en esta carta si lo que se busca es un simulacro que reviva un estado de alerta, la alerta de extender una decisión que afecte el rumbo de nuestras huellas aún no pisadas…desde luego sería la salida cobarde a una puerta entreabierta, preferible es el odio, la muerte, ¡o Caray!, la nada, a tremenda injusticia. 

Optativo es acudir mejor a expresiones como “te quiero a medida de la reciprocidad”, o en consecuencia un “te quiero pero no ahora”, sinceridad es lo que ofrezco para evitar sostener un juego con mentira en su eje, pues sucede que un sentimiento desértico se apodera de mi juicio para sacudirme verdades y con ellas diseñarme una armadura. 

Entiéndase armadura como la protección contra las dobles caras, caras formato griego que te convencen sin necesidad de recurrir a la ciencia o al arte porque tu ingenuidad da para más o menos lo mismo que poner en riesgo tu seguridad emocional encima de la mía y, una carga, aunque te quiera, no es lo que quiero.

Decir “te quiero” a sabiendas de la duda, podría alimentar la esperanza de obtener un afirmativo que se quiebre a pedazos después de enfrentar la verdad y, la verdad, cariño, no está cimentada en el sentimiento que te profeso (y de eso no hay duda, ni remedio), se encuentra en la razón que no entendemos cuando al tenernos cerca nos acostumbramos y al perdernos se nublan las conciencias de crudo arrepentimiento. 

“Lo que no te mata te hace más fuerte”- dirían los sabios, y fortaleza es lo que pido para mantenerme al margen de los te-quieros que hacen mal al mal llamado corazón, como abstenerme a ver un diario repleto de noticias tuyas, ver y no leer, porque leer es otra cosa.

Si al razonar esta carta no puedes evitar la pena de sentirte incompleto, sólo recuerda que nunca fuimos dos mitades, sino dos seres completos que unieron sus voluntades para duplicarse a sí mismos. Y si al verme por accidente se te rozan los ojos de palabras frustradas o de llanto los labios, es porque necesitas poner en orden las formas en su justo lugar: hablar para dialogar y llorar si hace falta, pero siempre con la enseñanza de no volver a sacar raíz de la misma equivocación.

Confirmo mi letanía y reafirmo la decisión de activar el ultimátum de la sabida protesta. Nos veremos cuando las aguas se calmen y coincidan las fechas entonces con el cierre de un círculo perfecto o el comienzo de la segunda vuelta.

Porque si la vida es un juego, te reto a asentar en orden las cartas sobre la mesa…





®Adrián Mariscal

domingo, 20 de septiembre de 2009

Sudando tinta









Texto:
Sudando tinta
Autor: Adrián Mariscal
Voz: Eder Lepe
Libro: Antología de un teatro legendario




®Adrián Mariscal-2009

domingo, 6 de septiembre de 2009

Hablemos de Quién





Texto: Hablemos de Quién
Autor: Adrián Mariscal
Voz: Adrián Mariscal
Libro: El Ballet de los Desahuciados




®Adrián Mariscal-2009

jueves, 20 de agosto de 2009

Lalala love








Damas y caballeros, con ustedes, el amor (según Room Eleven) :




Canción: Lalala love
Grupo: Room Eleven
País: Holanda


®Adrián Mariscal-2009

lunes, 17 de agosto de 2009

Dulcísimo y atroz



Q
ue me parta un rayo si hay un cuerdo en la ciudad, un sensato, uno solo y con suerte más, que la vida ya no puede con tantos “normales” que se encuentran diferencias hasta en los oídos para fingir que se conocen desde sombra a contraluz.

¿Y nos dicen locos porque vamos jugando a caminar con un pie completando nuestros pasos con el pie del otro? ¡Qué raros son! Ellos, los de siempre, los que nada saben de ser otros: de convertirse, fundirse y reciclarse; ser otros como tú y yo amor, que de tan idénticos licuábamos pedazos de los dos haciendo líquidos los sueños nuestros. Nosotros, los amantes, los que no salían a balbucear intimidades embarradas en los dedos-regordetos-y en los labios con un beso.

Que por el ansia de llenarnos de amor tuvimos sexo tantas veces que perdimos ya la cuenta y se nos desparramaba la ambición de perpetuar en el acto los cuerpos que algún día habrán de decaer, sí, de caer algún día se romperán los huesos, mientras tanto te quiero, te quiero TODO porque tanto es mucho y mucho es poco.

Que me falta tiempo para ti, hablo de tiempo /mucho tiempo/ incluso más de lo que marca el calendario, pues entre lunes y domingo, primavera e invierno, diciembre y enero lo único que sobra es voluntad para necesiTARTE.



®Adrián Mariscal-2009

lunes, 10 de agosto de 2009

Neproshu

Ciertas veces me pregunto ¿Qué es lo que esconden los circos detrás de su escenario?

Yo no lo sé de cierto, pero sospecho que en ese circunloquio de disfraces y antifaces habitan espectros de la vida real representados hábilmente como reflejos de un espejo. El bien y el mal interactúan entre sí dejando constancia de su unión inseparable y, la multitud desde las gradas es el narciso atraído por el efecto que provoca mirarse a sí mismo.



Canción: Neproshu
Cantante: Polina Gagarina
País: Rusia

P.d- Esta entrada es un regalo para un lector que manifestó su gusto por la música que añadía al reproductor en cada una de mis entradas. 

®Adrián Mariscal

domingo, 2 de agosto de 2009

Mole de versos


No, esta vez no lloraré, que si desgracias sembramos en tiempos de crisis se cosechan nostalgias. Quizá, ya mañana quizá, desterremos las penas que tanta ardedura le cimbran al alma. Mientras tanto vete, vete y no vuelvas: Qué te vaya bonito-volarán las palomas-nacerán las rancheras-cucurrucucú.

Y si regresas, ¡peligro!, que el tequila te borra: temblarán las lloronas-sacudidas de orgullo-versarán “retirada” y “la media vuelta”.

Hace tanto más cuanto que quise volar de un soplido la puerta y hace más que de un grito intenté derribar de un jalón la cantina, y me puse iracundo al contar los centavos de un pobre cualquiera... que al beber más beber el pudor se olvidó al zapatear el jarabe.

¡Ay Jalisco no llores!, que las iglesias-los santos-limosnas-sombreros-las botas-los sones nos pintan bonito, si aún te quedan las flores, o de menos las malvas, es que las rubias-las tontas-bonitas-perfectas-prefieren las joyas o acaso el champagne.

Pero ya no tu arte, nunca más serán ellas, ¿Dónde quedan tus logros-tus años de gloria-tu gente-tus verdes? ¡Se mueren! ¡Se mueren!

Quien pensó que la vida era un mapa insaboro no ha de ser un latino de hueso-pulmón, pues de especias y ritmos, de olores-sabores, poemas-canciones, de chiles-limones, la vida es mejor.

No… esta vez no lloraré, las cebollas se han ido y no hay más que provoque esta sed y apetito de añorarte y saciarme. De ti queda el recuerdo, el olvido y el beso; un adiós, un regreso y un mole de versos.




®Adrián Mariscal-2009

domingo, 12 de julio de 2009

Me matas




Me matas,
de verdad que me matas
Me matan tus resuellos ahogados en el aire,
y tus piernas entreabiertas 
permitiendo más de un sismo,
y tus muecas de lamento 
con su pizca de inmundicia,
¿será que el fuego ya no quema sin ardernos las manías? 
Ay mi vida, más deprisa, 
que si tu cuerpo es líquido sagrado,
soy tu esponja, 
dame de beber.

Me envuelves, 
de verdad que me envuelves, 
en tus formas nebulosas 
con sabor a sol helado, 
en la sal que me derrite 
como boca al chocolate, 
y me pierdo entre tus huecos 
regresando al dos por tres, 
soy un látigo maleable 
que acaricia y se estremece, 
ya no duele, 
ya no asusta,
se libera.

Me complicas, 
de verdad que me complicas, 
cuando veo tu cara ausente 
esperando la salida, 
me convierto en una bestia 
que no entiende negaciones, 
porque todo lo permites 
como máquina flexible; 
hormiguean los dedos, 
crece el aspa, 
si me muerdes no te extrañe 
que no quiera desprenderme.

Ay, no pares, 
sigue hirviendo, 
enaltécete en el cuadro 
y clava el ancla más abajo, 
¡que erosionen las reservas!, 
¡que retiemblen nuestros pechos!, 
si los ruidos hacen eco, 
es la voz de ti chocando 
que regresa a mí de vuelta,
lengua a lengua, 
labio a labio.

Me matas, 
de verdad que me matas, 
me matan tus cenizas 
dibujadas en el cuello, 
y tu aura de inocencia 
endiablada en el momento, 
y tus miradas displicentes 
que hacen juego con mi máscara, 
¿será que las mentiras 
transpiran más que la verdad?

¡OH, amor de carne!, 
amor de noche y de vapor, 
no me muevas, 
no desistas, 
no me sueltes…
que me matas.




®Adrián Mariscal-2009

domingo, 28 de junio de 2009

Como si fuese el último día

Hacía mucho que no se sentía tan bien, pero ese día de lluvia materializada decidió que era el día indicado para liberarse. Salió con su impermeable y con la vista al frente, caminó con destino hacia ninguna parte…








Desde el principio del trayecto le pareció que el clima era perfecto: gotas gruesas rebotando contra el piso, charcos de agua imparable fluyendo como riachuelos junto al contorno de las banquetas y aire partiendo las gotas en cápsulas delgadas y multiplicadas. La noche por su parte caía implantando su tapiz oscuro y estrellado, el silencio era gozoso, se escuchaba sólo el sonido del líquido al mojar el pavimento y el aire que con dinamismo refrescaba árboles y calles.

Si su emoción era tal que sollozos inadvertidos rodaron por sus pómulos nadie al verlos pudiese diferenciarlos de la lluvia. Se sentía ligero…ligero y libre. Corrió de ida y vuelta sin rumbo fijo enjuagando su pensamiento de malos recuerdos en todo momento.

Corrió y corrió sin claudicar a seguir, después de un tiempo se percató que había olvidado los zapatos, nada trascendental porque finalmente correr descalzo era como permitir que el alma escapara y después de un chapuzón regresara cuando lo creyera necesario. En aquel instante era necesario únicamente dejar que su cuerpo siguiera un ritmo comandado por su mente.

Jamás sintió lástima por X, entregó el corazón hasta el último minuto y eso era algo que lo dejaba satisfecho, pensaba que todo suceso seguía un orden lógico y traía consigo una razón que bien asimilada podría ser utilizaba a su favor.

De regreso a casa cayó rendido al suelo breves pasos antes de llegar a la cama, pues de pronto le pareció el lugar más fresco y acogedor para dormir. No recuerda la totalidad de años que estuvo somnoliento pero al despertar un expresso lo esperaba en la cocina; abrazó a su madre quien con una mirada mimosa y comprensible le solapaba no haber pasado la noche en casa. No hubo necesidad de explicaciones, pero sí de un abrazo dedicado a sanar el alma, como atajando buena energía a un ser amado cuando más lo necesita.

Armonizado con versos de Verne y continuamente una novela de Bucowski leyó como nunca sin concebir el tiempo, y escribió a la par dejándose llevar por la diarrea literaria que lo emancipaba.

Y como si ése pudiese ser el último día de su vida, decidió que habría que pasarla fenomenal, así que decidido llamó a sus amigos para tenderse a pláticas tan loables como interminables, se fue de compras, cantó un intento de ópera en la regadera sin censura ni efectos de sonido, versionó el tango, pop y cumbia con coreografías cero estéticas pero bien intencionadas, recitó frente al espejo poemas memorizados en sus antiguos recitales, comió helado de vainilla con pastel de chocolate robando el molde y sin pagar, cometió errores, más de lo común, fue un imperfecto-sin-moral-acusadora y se reconcilió con el orgasmo durante noches enteras para terminar desnudo en un lugar anónimo por ocasión.




Lo que seguía era aún mejor, pues con los ojos cerrados, los brazos al aire y acelerando el paso, saltó sintiendo que volar era posible…









®Adrián Mariscal-2009

jueves, 11 de junio de 2009

Pausa




Dicen que hay un lápiz recorriendo la Alameda, que va trazando guiños, gestos, soplos y paisajes; estampas, compras, tráfico de miedo; claxon, noche, sexo en la subasta; dime, espera, mejor vete; tiembla, tiempo, corre que te alcanzo; salto tras salto, giro, vuelta y dónde caigo; mentiras, fobias, historias de un segundo; ¿cuándo fue la última vez que te volviste loco?; gente sobre gente y después más gente; come pronto y cero sano; patea, destruye, engaña y pinta tu raya; frío, lluvia, ¡trágame tierra!, luces, pies, estrés, coraje, ¡¡¡¡GRITO!!!!







/ Pausa /










®Adrián Mariscal

domingo, 7 de junio de 2009

Olvidé mi escoba en tu ventana



/ Toc toc toc /


Olvidé mi escoba en tu ventana y desde ahora soy más lento cuando de llegar a ti se trata. Lamentarás que ya no tenga la intención de hacer un eco a tu impaciencia, o que por costumbre ya no quiera atolondrarme a cada noche por pensar en ti, ni sonreír estúpidamente, tal como una hiena a diferencia del paisaje. Sumido en una sábana de sueños húmedos, embarrado el sexo en la psique y en las manos.

La última vez me había jurado no volver a llamarte, pero la telepatía hizo de las suyas y heme aquí situado en la banqueta, asustado por el terror que ocasiona mirarte en cada objeto, por debajo de mis mapas, intimidado del peligro, a través de la garganta y fracasado en mis ensayos de pretender tenerte en el rincón de mi sillón.

Por vivir en mi mundo aparte de la mano al plato se me cayeron los zapatos, el café como remolino me hizo chispas la faringe. Los cubiertos se creyeron D´Artagnan y trituraron el trozo de panqué, y yo que de porciones estoy lleno hasta los huesos.

Haría falta un opulento manjar en tu mesa después del ajedrez, y brindar por importancias como la hora número 25 o las rayas que nunca piso en las banquetas, por los cuatro dedos de mi mano izquierda y las 15 veces que he mirado a Peter Pan, pero sobre todo, brindar por ese, el innombrable, por quien rompería mis piernas porque estuviese presente a la salida del teatro.

Además olvidé mi lengua enroscada en la nevera, tres centímetros de piel que no sobrevivieron al brote de sadomasoquismo aquella tarde de cuaresma. Entre mi lista de extravíos hay también espacio para mi plumero de avestruz, el disfraz de Don King Kong, mi colección de fantasías playboy, y mis tacones de… de esto último NI UNA SOLA PALABRA.

¿Podrías facilitarme el uso de la escalera para rescatar a mi gato atrapado en tu manzano? O bien, si no es mucha molestia permíteme sacudirlo para que caigan a su vez el montón de pensamientos que olvidé entre sus ramajes.

Por mi cortometraje interminable, los libros negligentes con sus dos que tres poemas dedicados, los momentos enterrados y todo índice de recuerdos simultáneos tampoco debes preocuparte, puedes quedártelos todos…




¡Pero devuélveme mi escoba!





®Adrián Mariscal-2009

jueves, 4 de junio de 2009

Queda prohibido llorar con la nariz


Tremendo horror asirme a un muñeco para usurpar tu cuerpo de criatura dócil. Memorizar su talla/ y corregir condenas/ intolerar sus gestos/ y llamarlo por tu nombre.

Los muñecos son una especie en peligro de extinción que nadie quiere rota. Perversa creación donde a falta de vida sobra material sintético-perfecta-imitación. Insensibles agostos cuya ausencia de guerra traen consigo un mar impío de absoluta paz.

¡Qué se vengan los cometas y nos inunden de dragones!, ¡Caigan los impuros! uno a uno hasta limpiar la arena. Y de las almas, ¿Qué hay con ellas? - Un vacío mezquino irremediablemente - de ellas hacer un nudo trabado en la conciencia. 

Y que me salve pues la fiebre, pero no una imagen, esta imagen que de mí se esfuma escurridiza y ya no intenta, y ya no quiere, y ya no gusta de fingirme…pues la he delatado y ha caído a la tarima donde caen los dioses.



¡Qué comience el espectáculo!
Pero después
(Exactamente después)

Queda prohibido llorar con la nariz.




®Adrián Mariscal-2009

sábado, 25 de abril de 2009

Frankenstein regresa

¿Y qué hacía un elefante estacionado en la banqueta?- se preguntaba Marie. Prolijamente pinchaba la última sutura para recomponerle el brazo. Pensaba en la majestuosidad del animal, lo bestialmente enorme que debió haber sido para de un pisotón desintegrarlo, o lo suficientemente microscópico para pasar inadvertido por su camino. ¿Tuvo que haber terminado así?- caviló cuando mirándolo con extrañeza no podía dar crédito a la forma de su torso- “era tan…tan abstracto”- rumiaba con la ceja izquierda levantada y los labios pálidos. De repente recordó la anécdota del hombre que murió asfixiado por un beso, o de aquél quien una vez herido definió su desenlace cavando un socavón para enterrarse a sí mismo. ¡Qué manera tan mediocre de joderse la vida!

Lo que seguía era cocerle diez puntadas a su dedo índice, el pobre había quedado tan remachado como un puré de papa. Una costurita por aquí y otra más por allá. En cuanto a la cabeza-“ni cómo hacerle”- sería mejor lanzarla desde el octavo piso del edificio, o reventarla con una carga de dinamita marca ACME, y una vez en trozos, añadirlos como ingredientes a un cóctel de rarezas- seguro que era comestible- insinuaba. Los pies fueron sustituidos por dos bloques de cemento pintados con técnicas Riverezcas, y como toque final un pincelazo tono acre disimulado en el ombligo. ¡Ni que Van Goght ni que Picasso!- festejaba Marie mientras forcejeando los detalles de su obra de arte se convencía de no dejar rastro de vida en su lienzo voluntario.

Por lo demás, cero drama y sentimientos de culpa. Durante la exposición diría que cuando llegó ya estaba muerto o que un rayo errante y veloz le partió la cara en dos. Y si cualquiera que la juzgase dudara acerca de su honestidad, delataría al amigo Shelley quien mordaz certificó que Frankenstein regresa…





®Adrián Mariscal-2009


jueves, 9 de abril de 2009

Confieso que matè a Juliette


Primer Acto:

* Hombre sentado en una silla eléctrica, luce exhausto y resignado, no muestra síntomas de consternación ni se rehúsa a la sentencia, por el contrario, se arrellana en la silla placidamente y se dispone a meditar con los ojos semiabiertos. Entre pestañas puede mirar a su madre llorando, la misma con quien se negó a compartir sus últimas horas. Su último deseo: 10 minutos para hablar sobre la muerte de Juliette…


Confieso que maté a Juliette, si es que eso ayuda a simular un estado de justicia y, sin embargo garantizo que no fue un crimen sino un acto de bondad. Confieso que el día de su muerte me vestí de gala como quien asiste a una ceremonia, ella por su parte hizo lo mismo, modeló en su cuerpo el mejor de sus vestidos, se perfumó los brazos y de su pecho hizo un mapa por donde viajarían mis huellas…


Tenía conciencia de su punto débil, su estrategia era morir con arte y con honor. Otra mujer en su lugar se habría espantado al recibir una carta en la que le amedrentaran, pero ella, Juliette, era una entre un millar. 

Si me solicitaran calcular su edad diría que tenía la edad del mismo infierno sostenido en una estrella, tenía cinco, sesenta o treinta y tantos, solía ser tan inocente como una niña que no distingue la maldad, o una joven núbil que con desmedida belleza atrapa en su cuerpo los sueños más perdidos de un hombre fetichista, o una anciana sabia y legendaria que adivina pensamientos y se atreve a deducir el futuro. Sin temor a equivocarme supongo que Juliette no tenía edad.

¡OH Juliette!, tan pulcra e infinita, confieso haber atestiguado el método con que te robaban la vida e incluso así reclamar mi inocencia, yo sólo fui el testigo por el que la muerte se condujo hacia ti para tomarte entre sus brazos. La perfección nunca ha podido ocupar un espacio en este mundo de mortales.

Juliette creó la poesía y la música, la naturaleza y la palabra justo antes de nacer, ella nació el séptimo día, tremendo error si se supone descansaba el creador, fue un descuido, un accidente o, peor, un aborto de pensamiento condenado a vivir sobre la tierra. 


Si yo la maté, es incierto, pues incluso revelando el nombre del verdadero criminal, yo habría de morir con la seguridad con la que todos lo haremos algún día, y sería mejor sucumbir en acto heroico por guardar el secreto sobre su muerte que hacerlo en manos de un autor protegido por las leyes del Estado y de la Iglesia.

Confieso que maté a Juliette, y entonces cuál es la diferencia entre mentir por sometimiento o porque diciendo la verdad obtendría el mismo resultado?... si él dijo que lanzaran la primera piedra, háganlo antes que sus manos señalen a los verdaderos culpables desu muerte.


* La silla eléctrica libera una descarga que deja al hombre sin vida en apenas un instante. En el cuarto se respira un ambiente de tensión y culpa justo a un lado de la sensación de haber determinado lo correcto. La muerte de Juliette ha sido vengada según sus delatores. Los pisos del lugar de pronto son barridos con escobas de justicia…no hay tiempo que perder, horas más tarde debe ser juzgado el próximo condenado. Todos los arreglos están listos para que Juliette vuelva a morir.




®Adrián Mariscal-2009

martes, 10 de febrero de 2009

El dìa que perdì la memoria

Recuerdo poco, muy poco en verdad. Unos zapatos de charol ensangrentados bajo un mosaico de vidrios. Rostros sin cara, una docena de ellos quizá. Un curita cubriendo una hendidura en el centro de mi mano. Y unos labios de seda, lubricados, los de él.

El Señor G me obligó a creer que después de ese día, yo no era nadie, que mi vida nació desde aquella partícula de tiempo en que volví a ver la luz. Si para mí era absurdo en ese tiempo, ahora me resulta ofensivo y hasta grotesco.

¿Obligarme a aceptar que era yo una cosa naciente y casi nueva? ¿Entregarme a los padres equivocados que me recibieron cual si fuera un obsequio que les alegraría la vida?: ellos eran jóvenes, demasiado jóvenes para poder ser considerados mis padres naturales, resultaba ilógico que encargara mi tutoría a un par de jovenzuelos más o menos de mi edad.

Yo era vulnerable, indefenso para entonces, debía aceptar lo que el Señor G decidiera o me borraría del mapa por más absurdo que parezca. Habría deseado recordar más detalles de mi vida que los zapatos, el curita o los labios, esos labios, los de él (quién era él).

Sentí que la conciencia me traicionaba por un momento, que el corazón se aceleraba y cuando intentaba recordar y hablar no podía hacer más que llorar. El llanto se convertía en la única manera de comunicación y defensa natural; qué estùpido-frágil era yo, había perdido la razón con toda seguridad.

G me encargó con el par de mozos, quienes no paraban de hacerme bromas y disfrazarse de tontos para hacerme reír, también recuerdo haber estado sumido en una tristeza extrema, con la cara pálida y el alma dividida en canales como un desmayo.

Recuperar toda capacidad para valerme por mí mismo era tan absurdo como huir de quienes me acogían sin saber quién era mi familia, mi lugar de origen y mis recuerdos. Depender de unos padres nuevos y desconocidos que me trataban como a un analfabeta sin poderlos maldecir o ¡maldita sea! agradecer, era un sentimiento indescriptible, inconcebible.

Pero era cuestión de tiempo, 10 meses después aprendí a caminar, dicen que las primeras palabras que pronuncié fue “mamá” y después “papá”, para entonces ya los apreciaba como tales, también fui prematuro al leer y escribí mi primer poema 6 años después, era una serie de versos forzados, tan vergonzosos que tuve que esconder cuando pude escribir mejor.

Hay algo memorable que sucedió en aquellas fechas: Dejaron de importarme los recuerdos, pues ya tenía las herramientas para comenzar a vivir una nueva vida y olvidarme del pasado, como sea que éste fuese…





pero qué hay de los labios?
esos labios como sólo los de él…
¿él?...
¿cómo era él? ...







®Adrián Mariscal

domingo, 1 de febrero de 2009

Su nombre es Debacle



He llegado a un punto en el que todo me parece absurdo. Absurda es la mañana que me pide levantarme cuando desearía seguir dormido, dormir de noche y de día, mezcla de vampiro y mortal, siempre a todas horas: cerrar los ojos: desaparecer.

Absurdo es no tener fe y que la inteligencia te abandone en decisiones estratégicas, no creer que puedes superar con creces al rival de tu reflejo. No tener talento para imaginar un rescate ni dinero para comprar a la imaginación. 

Compararte con el retrato del exitoso del pasado y sentir que no le llegas ni a la solapa donde guarda el ego. Absurdo es llorar sin conseguir sanar, hacerlo solo porque duele enfrentar-cobarde-un día más (o menos)…caminar a vuelta de rueda, un paso hacia delante y dos para atrás, sin medir las consecuencias de lo que es retroceder. 

Impulsarte invertebrado por el aire que te arrastra, reducido a una fuerza bestialmente superior. Ser intento de hecho y exento de acciones. Un ensayo que ha perdido la pasión para soñar.

Mientras recupero la fuerza para combatir la estupidez de fin de mes, les presento a mi enemigo:

Su nombre es Debacle

®Adrián Mariscal-2009

domingo, 11 de enero de 2009

La Alternativa



La alternativa es encontrarme entre un mosaico de posibilidades, es delimitar mis pensamientos para sentirme parte no del mundo, sino de mí mismo, es darme cuenta que no puedo volar si antes no trazo planos sobre tierra. La alternativa es decirte que te amo cuando ya no puedo, no digamos por refugio, sino además por remedio.

No soy una posibilidad, con trabajo llego a ser una idea embarrada en un portal. Trabajo arduo sobre papel para inventar un poema que retrate lo que siento, y es ahí donde caigo en la cuenta de que “amor” y “corazón” son las palabras que nunca faltan en una composición. ¡Qué trillado es el amor!, ¡qué maldito enfermo es el amor! sobreexplotado, necio, gastado, absurdo, infame, lindo, indestructible, vulnerable, ridículo, necesario (¿y quién da más?) es el amor.

No conozco al que escribe, a duras penas sé que escribe porque hay algo que lo aflige y trata de escucharse o recuperarse…pero siempre hay algo, un tropiezo o un resquicio que lo hacen dar cuenta que hablar de él en tercera persona es como un infinito de alternativas, en algún momento es posible el silencio, pues la sinceridad tiene sus límites.

No puedo ser un excéntrico payaso que convalezca al mundo de sus conjeturas, y de qué sirve leer las ocurrencias de este despistado cuando lo único que intento es sanar un descalabro o relucir mis desvaríos, jugarle a la vida un poker todos los días y guardarme las mejores cartas hasta el final para sorprenderla con un haz bajo la manga.


La alternativa es perdonarme, alimentar al imperfecto que ante todo es ser humano, resistir con equilibrio los extremos desdeñables. La alternativa también es perdonarte, dejar de cegarnos en pasado y mirar al frente sosteniendo al amor entre las manos. La alternativa es pedirte compasión cuando soy un idiota y me lamento por tu olvido involuntario, es construir un lazo de mimos en tu mente para que no me extrañes cuando ya no esté.

¿Con que ésta es la alternativa para sobrevivirme?...nada impresionante, pura lógica de subsistencia, pues ya es sabido que tanto en la vida como en el amor, los egoístas y los estùpidos son los que salen perdiendo…
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®Adrián Mariscal-2009