sábado, 13 de noviembre de 2010

El lugar que no fue

Tropecé con un cadáver más sobre el asfalto y eso era acaso lo que menos dolía. Durante el trayecto no había visto más que polvo y nimiedades, como si todo lo que alguna vez fue vida se redujera a apenas un puñado de memorias. La casa estaba callada. Los difuntos dormidos. Si la suerte del mundo iba a parar a este lugar lejano de caminos infinitos y objetos no encontrados, no era asunto de nostalgia o de incumbencia el hecho de presenciar la lenta desaparición de las especies. Pálida la cara, afónica la lengua. ¿En qué rincón del universo cabe tanta ausencia?

En el entorno (o lo que aún quedaba) implotó todo hallazgo que insistía en creerse y, de una masa amorfa y efímera donde la vida tuvo origen, un agujero negro que en esencia no era ni negro ni blanco ni de ningún color tragó todo cuanto limitó en su espacio. Sentí esfumarse el aire entre congregaciones de átomos y células como una línea que se borra, como un suspiro que se exhala y no se sabe adónde irá a parar. Deshecho el color, inútil el recuerdo. Oleadas de niebla zigzagueantes donde antes hubo fuego y ahora no cenizas devoraron los paisajes ahora extintos, con frívolo estoicismo, llevándoselo TODO, hasta la más remota NADA...


®Adrián Mariscal

sábado, 24 de abril de 2010

Mis problemas con Sofía



Queridísima y ridícula Sofía:

Soy yo el necio que te escribe cartas ignorando dato en el asunto y remitente. Detesto escribirte esta carta cuando no mereces ni un segundo de mi tiempo y, sin embargo aquí me tienes, errante y desalmado. Te encanta sentirte Semi-Diosa a razón de mis debilidades. Eres consciente de ello y te burlas en mi cara, con esa sonrisa de coqueta engreída a la que el mundo no merece. Sofía, altanera y despótica Sofía, no me sorprende que el cabello se te alacie más de lo común al mirarme por debajo de tus hombros, ni que enciendas tu aroma orillándome a probar el límite de mi propio autocontrol.

Te gusta caminar por el parque a sazón de tu frescura, siempre escuchas a Ceratti y Gotan Project cuando paso por tu calle: bailas tan bien el tango que me molesta ser un perfecto arrítmico de los pies a la cintura, no ser yo tu acompañante en las baladas, duele, de verdad que duele.

OH Sofía!, absurda y queridísima Sofía!, terrible es soportar la angustia de verte y no tenerte, y sentirte desde lejos y soñarte a todas luces. Mira que juegas conmigo como un muñeco puesto siempre a tu merced. Eres perfecta Sofía y será la última vez que yo lo diga, pues esta carta es para recordarte lo ridícula que sos.



®Adrián Mariscal

domingo, 11 de abril de 2010

Alessandro Dozer Fondaco- Volterra (Ex Manicomio)






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miércoles, 31 de marzo de 2010

La mala vida

Qué cosa tan absurda y necesaria es el PODER, lo pienso mientras pasa por mi mente una contracíclica necesidad de tomar al toro por los cuernos.

Sería excitante dominar a un monstruo volcado en contra mía para tomar su carne y asarla en la parrilla...¡puagh!, vagas tonterías que nada pierden con pensarse, menos aún en días de cuaresma en que la gente suele asesinar más de la cuenta por la ansiedad de abstenerse a la carne cotidiana.

¡Qué carajo intercambiar un bocado al paladar por guerras sin sentido!. ¡Bienvenido al país de los obesos donde lo único que sobra es grasa circulando en el encéfalo! Es absurdo esto, lo de ahora, enfrentar un mundo que se cae a pedazos montando un espectáculo para festejar a la gorda quinceañera.

En estos tiempos veo la palabra SEXO más de cinco veces por segundo, ¿será por eso que pretendo instalar una máquina que añada efectos especiales mientras se encaman mis hormonas?

No lo sé, puede ser, algo de inocente debe tener intercambiar el poco DINERO que tenemos por un costal plagado de defectos, de modo que la estupidez no es un pecado, ni lo fue ni lo será. ¡ENTONCES ME RINDO!...

(El resto del texto fue amputado por el propio autor. Disculpe las molestias)

P.d- Me reservo el derecho a no ser NADA en ocasiones especiales...

sábado, 6 de marzo de 2010

Memorias de un loco cualquiera


Pasan las horas en vano, los porqués no preguntan, soy un loco cuya historia camina en sentido contrario. Pienso en las ventajas de ser invisible, pasar desapercibido por las calles confundido con un bulto que puede ser un costal de papas o un árbol huyendo del incendio, ¡qué importa!, pierdo el tiempo.

Quisiera ser una obra de Picasso-objeto abstracto con el color retorcido, o un poema de Girondo-distorsionado hasta la médula. ¡Qué pena que mi vida no sea tan trágica para poder ser plasmada en un cuadro de Natchwey!

Devoro hojas como un perro hambriento y me da lo mismo ser un cualquiera. Al fin que los sueños aún son gratuitos y no hay que pagar por dormir en la arena.

¡Ten cuidado con lo que deseas que la mentada estrellita-fugaz te lo restriega en la cara!. Hay moléculas de agua atrapadas en el aire, lo siento en cada inhalación en que un sopor invade mis pulmones.

Todos saben que Pimpón es un muñeco muy guapo de cartón, pero nunca se habla de la Barbie de los pechos intergalácticos que se regala en cada esquina del barrio.

Compro cosas que no necesito por si algún día las puedo deshechar. Los días que pienso me quedo con una rabia irreversible por no haber matado cuando pude al imbécil Cara-De-Náusea.

Entre tantas otras cosas a las que puedo odiar, odio también a la barra de chocolate que como bola de grasa se almacenó sobre el alma, odio al verano traga-suéteres-abrigos que disimulan el vestido que me queda mal. A mi dolor de muelas, a la puta noche y al intento número mil de la Utopía que no fue...


®Adrián Mariscal

miércoles, 3 de marzo de 2010

The Kings of Convenience: I'd Rather Dance With You




1, 2, 3...1, 2, 3. Comienza el protocolo. La instructora de Ballet indica a sus alumnas que la disciplina es la única manera de convertirse en bailarinas profesionales. 1, 2, 3 (...) ¡Levanten los brazos y sientan al deslizarlos por el aire cómo se convierten en cisnes!, ¡Estirar las piernas durante 10 minutos en cinco series al día es parte de los sacrificios necesarios para poder representar la belleza de este baile!. 1, 2, 3...1, 2, 3...No a la chatarra, sí al ejercicio y técnicas de yoga. No a la Televisión, sí a Shakespeare y Perrault. 1, 2, 3...1, 2, 3... / De repente, SILENCIO/ Adiós al protocolo, que ha llegado la hora de bailar el Ballet como se venga en gana.


Canción: I'd Rather Dance With You
Artista: The Kings of Convenience
País: Noruega

®Adrián Mariscal-2010

domingo, 14 de febrero de 2010

La Calle de los Locos

Todas las mañanas se levantaba temprano para desamarrar a la jirafa que dormía atada a un árbol. Miraba cuánto habían crecido los zapatos plantados en el jardín, cocinaba amor al horno como aperitivo matutino, una suerte de brebaje con tintes rojos que sólo Dios sabe de dónde provenían. Se llamaba María pero eso nadie lo sabía.

Le gustaba cantar a gritos, elevar la voz como lo harían los cachorros lobo para llamar a su madre, cantaba durante horas al ritmo de canciones populares mal entonadas. Hasta sentir que los músculos de la faringe llegaban al límite de su tolerancia. Creía en los gnomos pero temía a los fantasmas. La última noche durmió cubierta de maquillaje, pálida la cara, y envuelta en sábanas blancas. Pretendía que la considerasen una entre ellos, camuflarse pues, o protegerse. Se llamaba María pero eso nadie lo sabía.

¡Mira como baila María! (aunque eso nadie lo sabe) meneando las caderas a la vez que pasea en su escoba. Le gusta viajar de madrugada por la sala, la calle o la montaña. ¡Mira cómo succiona las flores con su olfato y se calza de arena los pies y de pasto se pinta la cabeza!. ¡Mírala ahí!, sentadita en la Nada, esperando a que Hija regrese y un aplauso le ovacione por contar hasta Diez...

¡Ahí viene la Loca!- advertían los vecinos. ¡Mamáa, la Loca!- gritaba un niño. ¡Controlen a la Loca!- tarareaba un adulto. ¡LOCAA!!- coreaba un grupo de mujeres al compás que corrían en dirección opuesta. La Loca estaba aquí y allá y, en todas partes. ¡LOCA! ¡LOCA! ¡LOCA!- se decía a si misma María, sonriendo o llorando. Daba igual, porque su nombre era María, pero eso nadie lo sabía.


®Adrián Mariscal-2010

jueves, 28 de enero de 2010

Bestiario

Ya había resguardado a conciencia todo lo que podía importame, de modo que asumir el riesgo de cobrar venganza resultaba una tarea monstruosamente interesante. Desde que mis órganos estallaron en huelga por el exceso de ocupaciones, me dispuse a valerme de recursos mentales para ocupar la ofensiva.

El estómago mascaba a regañadientes absorbiendo cada indicio de energía, los dedos del brazo que aún sobrevivía calculaban las ansias por recibir la orden de jalar el gatillo. Las pupilas se agrandaban hasta su máxima capacidad por un esfuerzo sobrehumano de localizar un nuevo hallazgo.

El ambiente estaba tenso, hasta los perros habitantes de la Calle-No-Recuerdo-El-Nombre, no repararon en ladrar cuando su olfato detectó que un caos estaba cerca.

El enemigo estaba en casa, sospeché. Lo justo era exterminarla en cuanto hiciera acto de presencia. Esta vez la compasión no fulminaba entre mi lista de estrategias.

Sentí correr la sangre cuando al fin la tuve frente a mí, impetuosa, bélica y amenazante. Con una mirada retadora parecía querer reconocer el territorio en que jugaba. Al abrir el hocico, un mullido fue lanzado reclamando poderío. La baba le escurría hasta el suelo por donde fluía rabiosa salpicando el callejón. Sus orejas aguzaban cada sonido que se escuchaba al exterior y, su sombra se multiplicaba en todas direcciones a cada paso que ganaba en un esfuerzo por atemorizarme.

Cuando flexionó las patas traseras para abalanzarse en contra mía, yo sabía que era el momento justo para disparar al blanco. Descubrí nervios en mis manos temblorosas cuando una fuerza superior fue expulsada. ¡¡BANG!!...Ese hocico que antes babeaba a mares ahora parecía un volcán en erupción.

La guerra entre nosotros había sido retomada, como tiempo atrás, cuando pretendiendo devorarme me encontraba muerto de pánico entre sábanas mojadas y los brazos de mamá. Ahora mamá no estaba ahí para salvarme, en su lugar tenía a tres damas lo suficientemente poderosas: Valor, Coraje y un Revólver.

Bala tras bala atravesaron cada poro de su gruesa figura, partículas de piel quedaban suspendidas en el aire en compañía de chispas acre gorgoteando entre bramidos. Verla jadeando e indefensa en un estado de total desesperación me reconfortaba de sobremanera. Era ahora cuando entendía cómo los asesinos más temidos se sentían seguros tras las armas.

¡BANG!---Tiré a matar, sin remordimiento alguno. ¡BANG!-- Garras contra Pólvora, ¡BANG! Colmillos versus Fuego. Por primera vez percibí en su actuar que me consideraba un rival lo suficientemente poderoso. ¡BANG!...¡TOMA TU MERECIDO, BESTIA INMUNDA!- grité entre risas mirando cómo de aquella cosa volaban cesos y pedazos por doquier.

¡¡BANG, BANG, BANG!!. Disparé tanto que sentí que el brazo intacto entumecía y una vez aniquilada, el cadáver de la bestia tomó forma de un tapete pisoteado.

Sonreí entre dientes al ver desintegrado a mi adversario y, recuperando la compostura pero sin perder la guardia, esperé al próximo miedo que se atreviera a desafiarme...


®Adrián Mariscal

martes, 26 de enero de 2010

La Marea


/La marea es un buen pretexto para evocar un final sin salir de los comienzos, entregarme al viento, entre ondas y sudor, sumergido bajo fondos y más fondos donde el pez devora lo que el mundo esconde: cuerpos frágiles, verdades y nostalgias /

Nunca se me dio el talento de morir por una causa, demasiada parsimonia, morir con pretensión, nunca tuve alguna gracia, ni virtudes, ni defectos, ni-fama-ni-gloria-ni-guerra-y-la menor preocupación. Supuse que cerrar los ojos sería suficiente para morir a ciegas sin dejar un rastro, mantenerme en calma, a orillas de la playa, esperando la marea...


®Adrián Mariscal

domingo, 27 de septiembre de 2009

Las cartas sobre la mesa





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Decir “te quiero” sería inapropiado en esta carta si lo que se busca es un simulacro que reviva un estado de alerta, la alerta de extender una decisión que afecte el rumbo de nuestras huellas aún no pisadas…desde luego sería la salida cobarde a una puerta entreabierta, preferible es el odio, la muerte, ¡o Caray!, la nada, a tremenda injusticia. 

Optativo es acudir mejor a expresiones como “te quiero a medida de la reciprocidad”, o en consecuencia un “te quiero pero no ahora”, sinceridad es lo que ofrezco para evitar sostener un juego con mentira en su eje, pues sucede que un sentimiento desértico se apodera de mi juicio para sacudirme verdades y con ellas diseñarme una armadura. 

Entiéndase armadura como la protección contra las dobles caras, caras formato griego que te convencen sin necesidad de recurrir a la ciencia o al arte porque tu ingenuidad da para más o menos lo mismo que poner en riesgo tu seguridad emocional encima de la mía y, una carga, aunque te quiera, no es lo que quiero.

Decir “te quiero” a sabiendas de la duda, podría alimentar la esperanza de obtener un afirmativo que se quiebre a pedazos después de enfrentar la verdad y, la verdad, cariño, no está cimentada en el sentimiento que te profeso (y de eso no hay duda, ni remedio), se encuentra en la razón que no entendemos cuando al tenernos cerca nos acostumbramos y al perdernos se nublan las conciencias de crudo arrepentimiento. 

“Lo que no te mata te hace más fuerte”- dirían los sabios, y fortaleza es lo que pido para mantenerme al margen de los te-quieros que hacen mal al mal llamado corazón, como abstenerme a ver un diario repleto de noticias tuyas, ver y no leer, porque leer es otra cosa.

Si al razonar esta carta no puedes evitar la pena de sentirte incompleto, sólo recuerda que nunca fuimos dos mitades, sino dos seres completos que unieron sus voluntades para duplicarse a sí mismos. Y si al verme por accidente se te rozan los ojos de palabras frustradas o de llanto los labios, es porque necesitas poner en orden las formas en su justo lugar: hablar para dialogar y llorar si hace falta, pero siempre con la enseñanza de no volver a sacar raíz de la misma equivocación.

Confirmo mi letanía y reafirmo la decisión de activar el ultimátum de la sabida protesta. Nos veremos cuando las aguas se calmen y coincidan las fechas entonces con el cierre de un círculo perfecto o el comienzo de la segunda vuelta.

Porque si la vida es un juego, te reto a asentar en orden las cartas sobre la mesa…





®Adrián Mariscal

domingo, 20 de septiembre de 2009

Sudando tinta









Texto:
Sudando tinta
Autor: Adrián Mariscal
Voz: Eder Lepe
Libro: Antología de un teatro legendario




®Adrián Mariscal-2009